“LA BARRACA” DE
BLASCO IBÁÑEZ I BENIMACLET
“La Barraca” és
una de les obres en més repercussió del nostre lliterat Vicent
Blasco Ibáñez. La novela va ser publicada en un principi en el
diari “El Pueblo”, més tart en format llibre i va ser duta al
cine i a la televisió.
El llibre es
desenrolla en la Valéncia rural de finals del sigle XIX. Descriu en
precisió les dures condicions de vida de la població llauradora i
agrícola. El tio Barret es veu impossibilitat de seguir treballant
l'horta que havien cultivat els seus antepassats durant generacions
al no poder pagar l'arrendament al propietari de la terra, D.
Salvador. Com a conseqüència, tots els veïns del llogaret, en
Pepeta i Pimentó al cap es conjuren per a impedir que ningú torne a
treballar en eixa parcela.
Fins que aplega Batiste i la seua família (la seua dòna Teresa i
els seus fills Roseta, Batistet i Pasqualet) que, per la necessitat,
s'instalen en la finca i accedixen a cultivar la finca abandonada a
canvi de dos anys de carència en el pago de l'arrendament
corresponent. A partir d'eixe moment es voran infatigablement
acossats pel restant de la comunitat, que els acusava de plegar-se a
les exigències del terratinent perjudicant en això els interessos
del colectiu.
Sobre el lloc a on se situa l'acció de la novela s'ha escrit molt. Alguns estudiosos la situen en Russafa. Pero en 1922, el 29 de giner, se publicava en el diari “El Pueblo”, fundat per Blasco Ibàñez, un artícul
signat per “V.L.” que situa “La Barraca” en l'Horta de Benimaclet.
Certàment sabem que Blasco Ibàñez va recorrer a sovint l'Horta de
Benimaclet al començament de la seua activitat política i és
possible que estes visites li serviren d'inspiració.
Repreduïm l'artícul...
En marcha hacia el Progreso
No podemos pasar por alto en estos momentos de lucha política lo
que para nosotros es y representa nuestra bella vega valenciana, de
donde supo sacar con mano maestra toda la expresión característica
de su espíritu, todo el tesoro de su rica vegetación la pluma
incomparable de nuestro gran novelista, gloria de Valencia, artista
de fama mundial, don Vicente Blasco Ibáñez.
Los habitantes de nuestra vega recorren el mundo encarnados en los
personajes creados por el insigne escritor en sus novelas, y así
estos personajes son admirados y estudiadas sus costumbres, para
después entresacarlos y darles vida artificial en la escena,
levantando cada uno de ellos un monumento de gloria para nuestra
Valencia.
Así nos encontrarnos leyendo "La barraca", toda la
huerta que circunda a Benimaclet cuyos vecinos deben recordar
aquella barraca situada en el camino de Farinós al lado del "Hórt
de Mistéris", frente al "Clót de Vera", en
cuyo interior existía una escuela dirigida por aquel tipo de cesante
que para ganarse el sustento no encontró otro medio que erigirse en
apóstol y enseñar a unos cuantos chiquillos, entre los cuales se
encontraba "Morros d'aca", tipo original, las primeras
letras del "Cató", y que sus discípulos aprendían como
si para ellos hubiera llegado la Aurora del Progreso, llevando a sus
casas llenos de alegría y satisfacción las notas sobresalientes que
les concedía el maestro a su buena aplicación.
Bien hizo Blasco en dirigirse a Benimaclet para buscar motivos y
tipos con que poder desarrollar su novela "La Barraca",
donde también supo encontrarlos para tejer la trama magistral de su
obra; pues si en ella encontramos escenas trágicas que demuestran la
incivilización de aquellos tiempos, cuyas causas nacían del
disimulado feudalismo que entonces existía y que por desgracia
continúa pesando aún sobre los labradores, cuyas cadenas no han
sabido romper, también nos muestra aquel primer paso; hacia el
Progreso, ya que en medio de la huerta, oculta entre árboles y bajo
un techo de paja, existía una escuela donde "podían
ilustrarse" los hijos de los campesinos.
Encanto de los extranjeros que visitan Valencia y que allá en su
país leyeron las obras de Blasco, es nuestra vega, y hacia
ella dirigen sus pasos ansiosos de encontrar al "tio Barret», a
"Pimentó", al "Tio Copa" y a tantos otros tipos
originales que vieron en la obra leída; pero sólo quedan
reminiscencias de aquellos, pues poco a poco los avances de la vida
moderna va haciéndoles desaparecer y el desencanto de nuestros
visitantes es tan grande como grande es el interés que despertó en
su espíritu inquieto las descripciones maravillosas que Blasco
Ibáñez hizo de nuestra rica vega valenciana.
En la novela del gran escritor vive nuestra huerta unos momentos
ya pasados, que el Progreso adorna con nuevos encantos...
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